14.6.07

Pequeña historia de terror, Op. 17

Un hombre vendió su cuerpo en una tienda. El empleado tomó el cuerpo y lo puso en venta y él quedó entonces en estado puro de alma. Claro, él pensaba que siendo un alma en escencia iba a poder volar libremente por el mundo pero resultó ser que no iba a ser así, que sin el cuerpo el alma es un estado inanimado donde se percibe la realidad desde la perspectiva del cuerpo pero no se puede hacer nada. Por eso sentía la gente que entraba en la tienda que alguien los miraba.
/