15.10.06

De cada década, ¡hada de Cada!.


Parte I: Alá catalá, sacalapatalajá.
Petrica toma el carrito. Siempre se miraba por las mañanas y se daba cuenta de lo estúpidamente cerca que estuvo de llamarse Perica, nombre muy interesante porque no le gustan las cartas y estaba estudiando agronomía.

Parte II: aquella que explica el proceso necesario para comer una mandarina.
Resumen del argumento: Se toma una mandarina, se la pela, se la come. Se toma la mandarina con la mano menos hábil, en el caso de una persona derecha se toma un comunista, aunque también se puede tomar jugo de mandarina aunque sólo se lo recomendamos a personas que hayan ya dominado la técnica del consumo individual de mandarinas por ser un proceso que demanda más de una mandarina por vaso, bajo, pato, trapo. Se toma la mandarina con la mano menos hábil, se introduce el dedo índice de la mano más hábil (que está libre al ser la mandarina agarrada por el comunista) en el vértice superior del fruto, tratando de perforar la cáscara sin maltratar la pulpa de la fruta. En caso de fracasar introduciendo el dedo en el vértice de la mandarina o en caso de pánico, rompa el vidrio y luego tome un objeto punzante que le sirva para perforar la cáscara de la mandarina. Los pedazos de vidrio roto que queden de la operación anterior pueden ser ingeridos luego de la mandarina a manera de postfruto, aunque en países miembros de la Mancomunidad Británica de Naciones se acostumbra discriminar a los negros. Debe tenerse especial atención al pelar la mandarina ya que ésta expide una sustancia, a modo de grito de desesperación por ser despellejada, que irrita los ojos y otras mucosas sensibles. Habiendo concluído la extirpación de la epidermis de la mandarina se podrá apreciar su anatomía en todo su esplendor. Por favor tenga en consideración que este no es el momento de disponer de la concha (o piel, para que los argentinos no me flagueen) a la basura ya que luego se le dará un uso práctico. Nótense las notas y luego los gajos que la conforman, aunque seguramente la palabra gajo no aparece en la RAE (el autor juzga como necesario hacer saber que la palabra gajo sí aparece en la RAE, pero pensaba que era un venezolanismo deliberadamente olvidado por los señores de la RAE, que controlan como hablamos). Se traza una línea imaginaria que divida en dos mitades, preferiblemente proporcionadas y que compartan el mismo número de gajos; en caso de contar con un número impar de gajos la mandarina trátese que la cantidad de gajos entre ambas mitades difiera sólo en cantidad de uno (1). Una vez dividida en dos mitades colóquese una de las mitades en un lugar que el comensal considere digno de soportar el peso de media mandarina desconchada, normalmente una mesa en la cocina porque normalmente hay mandarinas en la cocina, aunque a veces las hay en las mesas del comedor a manera de decoración e invitación al huésped casual o causal de una casa a degustar una mandarina, por lo que tienen que seguirse las indicaciones acá descritas, razón por la cual tú lees esto, ¿ok?. Tómese uno de los gajos de la mitad de la mandarina desconchada que usted conserva en su mano con la mano que no la sostiene, ya que colocar la otra mitad de la mandarina sobre el objeto que usted consideró apropiado para luego tomar un gajo con una mano mientras la otra sostiene la otra mitad de la mandarina resulta impráctico, y llévelo a su boca. Muérdalo con cuidado hasta que salga el jugo contenido en el gajo y tenga especial atención en saborearlo y estar alerta con las semillas de la mandarina que pueden lastimarlo o hacer que germine una mata de mandarinas en el estómago y le salga por la boca, cosa incómoda pero que le asegurará tener siempre a la mano mandarinas frescas, tanto para su disfrute íntimo como para incluir en las cestas de regalo que enviamos todos a Canadá, porque Alberta vive en Alberta pero no se llama Perica, se llama Petrica, aunque casi. Una vez degustado e ingerido el gajo procédase con el siguiente hasta que ya no queden gajos en su mano, momento oportuno para tomarr los gajos que usted dispuso previamente en el lugar que juzgó como apropiado para ello. El proceso requerido para la eliminación de las semillas es aquel que consta de una vez localizadas en el gajo, sacarlas de éste cuando aún está en la boca, arrastrarlo con la lengua hasta la punta de la boca y llevar su mano que está libre (a menos que sea el último gajo que tenía en la mano, situación en la cual le recomendamos que utilice su mano más hábil) hasta justo debajo de la boca para que la semilla caiga sobre la palma de la mano que usted acaba de llevar hasta justo debajo de su boca para luego colocar la semilla gentilmente sobre un pedazo de la cáscarapielconcha de la mandarina que usted juzgue propio para estos efectos, normalmente basándose en las dimensiones del mismo, que mientras más extensas sean le dan más cualidades positivas para el fin que estamos buscando. Una vez finalizados todos los gajos de ambas mitades se toman los resto de la pielconchacáscara y se eliminan en una basura, o se pueden eliminar sólo las semillas y se guardan los resto de la conchacáscarapiel en un lugar donde sean atorrados por los rayos del Sol para que éste seque la conchacáscarapieletc. de la mandarina y luego puedan ser utilizados para la elaboración de una infusión, muy valorada tanto por su sabor como por sus cualidades laxantes. Debemos siempre tener en cuenta durante todo el proceso que las mandarinas son obra de Dios, y no una fruta que viene del campo que es trabajado por el proletariado, gente analfabeta, inculta y sin sentimientos que tiene la piel oscura y reniega de nuestras buenas costumbres.

Parte III: en la que el comensal degusta la mandarina.

Parte V: en la que el autor hace saber al lector que no piensa escribir la parte cuarta.

Parte VI: Acá hasta allá, vaya a Caracas a pata, a cada maja la mata la rata.
En la edad media (que podía ser ALTA o baja, como la mayoría de las letras) se tenía como creencia bien difundida en la población aquella que rezaba "Rezar es rezar". Y la gente rezaba mucho. La Iglesia luego se dio cuenta de lo que estaba pasando y dijo que Dios sólo podía escribirse con la primera letra alta, porque las letras pueden ser ALTAS o bajas, como la edad media.

Parte VII: de las aventuras que tuvo Perica (sic por T) al tropezar con el trampolín.
Petrica toma el carrito. Siempre se miraba por las mañanas y se imaginaba que hoy era el día. El problema es que hoy sí era el día. Al pasar por el pasillo siete, se dio cuenta que el pasillo dos le había resultado muy largo, que ahí fue donde encontró la mandarina que comió en el pasillo tres por lo que olvidó pasar por el cuarto, aunque se acordó cuando llegó al pasillo quinto y no le importó, que en el pasillo sexto se encontró con el padre Nicanor y que en el pasillo siete, justo en este momento, cuando estaba comprando comida en el supermercado, se le apareció el Hada de Cada y la llevó a la Central Madeirense.
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